"A los niños les inculcamos motivaciones externas, por ejemplo, estudia para aprobar, lo que hace de ellos robots que aprenden a buscar solo el fin, olvidándose del proceso.
Actúo, porque si hago esto tendré un premio, y si esto significa que para conseguir mi premio, tengo que mentir, pisotear o denigrar al que esté a mi lado, pues da igual; esto nos lleva, a que el único énfasis es el resultado.
Difícilmente, cuando nos hacemos adultos, podemos entender que alguien pueda realizar algo sin interés, y que solo nos mueva el propio placer del proceso...
La motivación de los niños pequeños, no está, ni en el objetivo ni en el resultado, sino en el camino. Ellos no tienen un lugar a donde ir, simplemente disfruta de crecer, camina por el simple placer de caminar y explorar, y esto lo hace desarrollarse..."
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