Una muy buena reflexión sobre la falta de empatía de los adultos frente a los niños, obligándoles a "hacer cosas porque si" cuando nosotros mismo no las haríamos...
"...Pocos días después, Vilma llegó riendo con el cuento de que le había abierto una lata de guisantes a su novio, quien detesta este alimento, y le ordenó: "aquí tienes, ahora cómetelos". El novio se extrañó por la actitud y le respondió: "¿qué te pasa?, tú sabes perfectamente que detesto tanto los guisantes, que si me los comiera podría vomitarlos". Pero mi amiga insistió en tono aún más autoritario, y su novio se volvió a negar aún más extrañado por la reacción de otro adulto, a la que no le encontraba ni pies, ni cabeza, ni lógica alguna. Entonces mi amiga Vilma le dijo: "Ah, ¿serías capaz de vomitarlos?, entonces ahora sabes cómo se siente tu sobrinita cuando la obligan a comerse lo que no le gusta y además en raciones que proporcionalmente para un adulto equivaldrían, no a un plato, sino a una olla entera de comida".
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