viernes, 1 de junio de 2012

El colecho reactivo, la nueva sandez del amigo de Estivill. Por Ramón Soler

"El sueño es un proceso natural, progresivo y madurativo con el que todos nos familiarizamos desde nuestra etapa uterina. En sus libros, Carlos González, ha demostrado cómo los bebés y los niños pequeños, por motivos fisiológicos, emocionales y psicológicos, necesitan estar junto a sus padres (principalmente, junto a su madre) durante la noche para mamar, sentirse seguros y poder adquirir progresivamente y de forma sana el hábito de dormir un sueño más o menos largo y reparador. He escrito la expresión “más o menos largo” porque todas las personas, incluidos los adultos, tenemos microdespertares nocturnos aunque no nos acordemos de ellos. Así pues, ningún ser humano duerme toda la noche de un tirón, por más que algunos pediatras, psicólogos y supuestos expertos en sueño intenten hacer ver que eso es verosímil. Y menos probable aún es el hecho de que bebés y niños pequeños duerman toda la noche seguida, pues en ellos, los microdespertares, además de para alimentarse, se producen como mecanismo de defensa para cerciorarse de que están fuera de peligro. Resulta obvio que sin Mamá, Papá o cualquier adulto cerca, ese microdespertar, se acaba convirtiendo en despertar y llanto de alerta. Sería algo así como, “Mamá ven que estoy solo y un depredador puede acabar conmigo mientras duermo. Mamá, ven conmigo y cuídame mientras duermo”. Si Mamá no está cerca, si estoy solo y a merced de los peligros, desde luego, me costará adquirir un hábito saludable del sueño pues mi instinto de supervivencia es más fuerte que el cansancio. “Duermo alerta, me despierto más veces y mi sueño es más ligero que el de otros niños porque tengo miedo”."

 "El bebé no llora por capricho, lo hace  porque está implorando que le sean cubiertas unas necesidades fisiológicas y emocionales básicas legítimas y naturales. El bebé humano, al nacer, es un cachorro indefenso, físicamente incapaz de valerse por sí mismo. El bebé, depende por completo de sus padres para sobrevivir y como consecuencia de esta debilidad física, si no es arropado y protegido, se siente en verdadero peligro de muerte. El bebé sabe que su supervivencia depende de la presencia de sus padres y llorará para reclamar su presencia si se siente solo. Un bebé no llora para manipular ni para doblegar a sus padres, lo hace porque siente verdadero pánico cuando se da cuenta de que no hay nadie junto a él para protegerle."


Entrevista completa en este link...



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