martes, 3 de septiembre de 2013

La frustración innecesaria en la infancia...

JAMAS, debe­mos de frus­trar las necesi­dades afec­ti­vas. ¿A quién le ha hecho daño un abrazo, una mirada cál­ida o una pres­en­cia en los momen­tos de mayor necesi­dad? ¿A quién le hace daño el amor?
Con­fundi­mos la frus­tración de necesi­dades cul­tur­ales, con la frus­tración de las necesi­dades afec­ti­vas. La única frus­tración salud­able, es la que frena el sin­sen­tido del con­sum­ismo. Con­sum­ismo de la Tv. no con­struc­tiva. De los dul­ces exce­sivos. Sabe­mos que com­prar y com­prar, tapona en pequeños y may­ores, grandes lagu­nas y ausen­cias afec­ti­vas. Y la sociedad no limita, sino fomenta estas necesi­dades vacías.

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